Tacones de aguja para estilizar tus piernas

Los zapatos de tacón muy alto y fino o de “tacón de aguja” hacen que nuestras piernas parezcan más largas, definidas y esbeltas, además de ayudarnos a corregir la postura.

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adm834ha
miércoles, 19 abril, 2023
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Llevar zapatos de este tipo nos “obliga” a caminar con la espalda más recta, provocando que se forme una especie de curva en la espalda que hace que andemos más erguidas, resaltando las curvas femeninas de una forma muy sexy y elegante. Otra de sus ventajas es que estrechan visualmente el tobillo, además de hacer que los pies grandes parezcan más pequeños. Con cualquier prenda de temporada quedan muy favorecedores, aportando un toque de glamour hasta en los looks más sencillos. tacones2 A la hora de elegir un par de estos zapatos de tacón kilométrico, debemos tener en cuenta en primer lugar la experiencia que tengamos con este tipo de calzado; si no estás muy acostumbrada a llevarlos, comienza con unos tacones de unos 6 centímetros o que tengan algo de plataforma en el interior o el exterior, además de ser cerrados para que sujeten mejor el pie. Además, procura practicar andando con ellos por casa para ir habituándote y caminar con más seguridad una vez salgas. Para evitar el dolor después de unas horas subida a estos altísimos y preciosos zapatos, también puedes ayudarte de plantillas de gel, que hacen que sintamos los pies mucho más confortables y cómodos.

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Tampoco debemos olvidar que además de embellecer la figura, los tacones de aguja muy altos pueden causarnos varios problemas de salud si abusamos de su uso. Problemas circulatorios, en los huesos, músculos y articulaciones, dolor y deformaciones en los pies y en la columna… son algunas de las consecuencias del uso excesivo de estos zapatos, ya que éstos no distribuyen el peso del cuerpo, sino que hacen que se concentre en la parte delantera del pie creando rigidez en la columna y las rodillas. Por todo esto, debemos dar un uso moderado a los tacones de aguja, reservándolos para ocasiones especiales o puntuales en las que no tengamos que permanecer muchas horas en pie, y tratando de llevar siempre en el bolso otro par de zapatos planos (bailarinas, por ejemplo), para poder cambiarlos si nos notamos cansadas.

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