Éstas buscaban el diseño de las prendas en las revistas, compraban la tela y acudían a ellos para que remataran el trabajo. Así las mujeres podían vestir a imagen y semejanza de las estrellas del cine o la música.

Años más tarde, en la era del consumismo (ahora en recesión por los problemas económicos), nacieron las falsificaciones de los complementos y prendas más populares de grandes firmas de moda.
Una lacra que supone importantes pérdidas para las marcas (en los años ochenta se publicó un ensayo sobre moda del filósofo y sociólogo alemán George Simmel en el que explicaba que cuando las clases inferiores imitaban a las superiores, éstas últimas empezaban a perder el interés por las cosas de las que antes disfrutaban) y que ha propiciado el nacimiento de mafias que controlan desde la producción hasta el inmigrante que se ve obligado a vender bolsos en la calle para poder ganar algo de dinero.
Ahora, en plena era digital, y, quizá influidos por el nacimiento de los blogs de moda, se ha pasado a un nuevo concepto: la clonación. ¿Qué se entiende por clonación? Se trata de prendas lanzadas por cadenas de moda low cost que imitan, con cierto matices, lo que se supone serán grandes bets-sellers de las firmas de lujo. El precio y el acertado diseño suelen convertir esos productos en grandes éxitos de venta que, en ocasiones, llegan a eclipsar hasta el original.

Dentro de este nuevo concepto encontramos ahora, además, una variante de andar por casa: se produce cuando las firmas low cost se copian entre sí e, incluso, dentro de su mismo grupo. ¿Conoces estás prácticas?
Fuente Imágenes ThinkStock.