
Como toda creación que se precie, los crocs no iban a ser menos y tienen una singular historia. Surgen a partir de la idea de tres amigos de Colorado. Tras un día navegando en el que uno de ellos llevaba zuecos, decidieron inaugurar un negocio que girase en torno a este tipo de calzado, hasta ahora reservado a unos pocos. No es de extrañar que sus primeros compradores fueran marineros y aficionados al mundo de la navegación. No tardaron en unirse a ellos personal sanitario o jardineros.
Los crocs son esos divertidos zuecos ortopédicos con enorme agujeros de queso gruyère y de todos los colores posibles. Su material antiolor, su comodidad, durabilidad y originalidad son sus mejores bazas. De esto saben mucho actores como Ben Affleck, Kate Winslet o Jack Nicholson que no dudan en emplearlos para comprar o dar un paseo. Además los actores de las exitosa Anatomía de Grey han convertido a los crocs en un protagonista más de la serie.
Los crocs cuestan alrededor de 35 euros. A consecuencia de su éxito, la marca ha lanzado al mercado sandalias o francesitas hechas con el mismo material de los primogénitos zuecos. Su eslogan publicitario "no por tener agujeros es crocs" trata de luchar contra la proliferación de copias e imitaciones de la marca que poco tienen que ver con la calidad del producto original.